La borrasca Filomena ha traído consigo una ola de frío y nevadas de magnitudes históricas a lo largo y ancho del territorio peninsular. ¿Significa esto que no existe el cambio climático?
Ola de frío no significa enfriamiento global
Pese a que solemos asociar cambio climático a aumento de temperaturas, este cambio también conlleva mayor imprevisibilidad en las corrientes atmosféricas y fenómenos meteorológicos extremos. De hecho, el calentamiento del Ártico está provocando que el vórtice polar se debilite y que corrientes de aire de regiones polares se cuelen en latitudes medias como la nuestra. Y es precisamente eso lo que ha causado la intrusión de aire extraordinariamente frío en la península[1].
No obstante, el clima se refiere a la media de valores meteorológicos que caracterizan a un territorio. Así, pese a que hayamos vivido temperaturas inusualmente bajas estos últimos días, la tendencia del nivel de temperaturas a lo largo de los años apunta indudablemente hacia un calentamiento global. Según el programa de observación terrestre Copernicus, 2020 fue el año más caluroso en Europa desde que existen registros[2]. La razón de este fenómeno reside en la concentración de partes de dióxido de carbono (CO2) por millón.
CO2 y temperaturas en alza
Como podemos observar en la primera gráfica, llamada curva de Keeling, la presencia de CO2 en nuestra atmósfera ha ido creciendo peligrosamente a lo largo de los últimos años. El segundo gráfico, elaborado por la organización científica sin ánimo de lucro Berkeley Earth, nos muestra cómo, a pesar de variaciones anuales e interanuales, la tendencia histórica de la temperatura global es al alza. En efecto, existe una correlación entre la concentración atmosférica de CO2 y la temperatura a nivel global. De este modo, las oscilaciones anuales de la temperatura dadas por determinados fenómenos atmosféricos, como la borrasca Filomena, no impiden que la creciente presencia de CO2 continúe endureciendo el calentamiento global.
La solución está en nuestra mano
Por ello, para evitar las desastrosas consecuencias del cambio climático, resulta extremadamente urgente el compromiso de todas las partes de la sociedad, desde las instituciones hasta los ciudadanos, pasando por las empresas. Muchas son las medidas que podemos adoptar, tanto individual como colectivamente, para luchar contra esta emergencia: consumo de energía renovable, movilidad sostenible, conversión industrial hacia la sostenibilidad… Además de las conocidas estrategias de reducción de emisiones, existen iniciativas complementarias de extracción directa de CO2 de la atmósfera. Nos referimos a reforestaciones y plantaciones de árboles, pues estos son capaces de absorber entre 10 kg y 30 kg de CO2 al año, dependiendo de la especie y la edad. Además, las reforestaciones son especialmente beneficiosas porque es en la fase de crecimiento de los árboles cuando absorben más CO2.
Actualmente se realizan reforestaciones en nuestro país desde diferentes iniciativas, tanto públicas como privadas. Fueron muy comunes las subvenciones a la reforestación hace unas décadas, aunque en estos momentos coge más fuerza el modelo de la compensación de la huella de carbono, especialmente para empresas. En Folia Project realizamos reforestaciones con especies autóctonas para ayudar a las empresas más comprometidas con el medio ambiente a compensar su huella de carbono con su propio bosque, al mismo tiempo que crean un impacto positivo en las comunidades rurales.
En definitiva, la borrasca Filomena ha sido una llamada de atención de los imprevisibles efectos del cambio climático, que pueden ser todavía más extremos y destructivos si no reducimos los niveles de CO2 en la atmósfera antes de que el aumento de temperaturas sea demasiado alto.
[1] https://www.elagoradiario.com/desarrollo-sostenible/cambio-climatico/temperaturas/filomena-causas-tormenta-perfecta-gran-nevada/
[2] https://elpais.com/clima-y-medio-ambiente/2021-01-08/el-ano-2020-fue-el-mas-calido-en-europa-desde-que-hay-registros.html